Vivimos rodeados de ondas, radiaciones de diversa intensidad, emitidas por las comunicaciones inalámbricas y la infinidad de aparatos eléctricos y electrónicos que nos circundan. En la actualidad nadie descarta por completo sus efectos nocivos y, de hecho, hay numerosos estudios e investigaciones médicos y científicos que avalan las consecuencias negativas sobre nuestra salud. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja aplicar ya «el principio de precaución» e incluso clasifica algunas radiaciones electromagnéticas como posibles carcinógenas.
A
continuación describimos una serie de consejos básicos para prevenir y
proteger nuestro hábitat. Se trata de adoptar las
medidas oportunas para eliminar o reducir la exposición de las personas
en los hogares o centros de trabajo.
La primera regla a tener en cuenta es que la mejor defensa contra las radiaciones es la distancia, es decir, cuanto más nos alejamos de las fuentes de emisión más disminuye la intensidad de las ondas. Y si
no podemos alejarnos lo suficiente optaremos por aplicar alguna medida
de protección y blindaje con el fin de conseguir que en las zonas donde permanecemos muchas horas, como los dormitorios y durante las horas de sueño, los niveles de los campos electromagnéticos (CEM) sean los más bajos posible para que nuestro organismo pueda regularse a diario.
Debido a que las fuentes que originan los CEM son muy diversas, es importante realizar mediciones fiables
de los niveles de radiación de nuestra casa a diferentes horas y días
para conocer si tenemos un hogar saludable, determinar si las fuentes de
emisión son internas o externas y si es necesario instalar medidas de apantallamiento contra los CEM.
Antes de comprar o alquilar nuestra vivienda es muy recomendable revisar el entorno
de la misma: que no haya cerca líneas de alta tensión (a menos de 150
metros), transformadores eléctricos de la compañía que suministra la
electricidad (justo debajo del piso), antenas de telefonía móvil,
antenas Wi-Fi públicas o privadas, radares, repetidores de televisión y
radio, etc. En algunos casos las fuentes de emisión pueden estar
camufladas, por lo que es muy positivo preguntar por la vecindad.
No colocar aparatos eléctricos o electrónicos en nuestras mesillas de noche ni cerca de las camas:
No pondremos lámparas (sobre todo halógenas o fluorescentes)
radio-relojes o despertadores eléctricos porque, además del campo
eléctrico, su transformador genera un fuerte campo magnético (si
funcionan sólo a pilas no hay problema). El aparato eléctrico más
próximo debería estar al menos a 1 metro de distancia de nuestra cama.
No tener nunca teléfonos inalámbricos, móviles o equipos WiFi en
los dormitorios y en cualquier caso apagarlos por la noche.
Desconectar la red eléctrica alrededor de las camas durante las horas de sueño, preferiblemente con los desconectadores eléctricos. Estos dispositivos se instalan en el cuadro eléctrico principal y en
el momento que detectan que no hay consumo de ningún aparato eléctrico,
cortan el suministro de la corriente eléctrica del circuito. De esta manera podemos eliminar de las habitaciones todo el campo eléctrico y magnético
que genera el propio cableado eléctrico y los aparatos conectados a
él. Si vamos a hacer una reforma importante de la instalación eléctrica
podemos solicitar al electricista que desvie la trayectoria del
cableado eléctrico para alejarlo de las camas al menos 1 metro.
No instalar cables eléctricos, enchufes o regletas debajo de las camas, mesas, sillas ni sofás:
Es muy común poner una regleta bajo la silla de trabajo o estudio, o
junto a las mesillas para conectar varios dispositivos. Si resulta
imprescindible, la solución está en instalar regletas blindadas o sustituir el cable eléctrico por otro apantallado que elimine el campo eléctrico y de cualquier modo alejar las regletas al menos 1 metro de la zona de alta permanencia.
Comprobar la toma de tierra de la instalación eléctrica de la vivienda. Esta
tarea es preferible que la realice un electricista que nos confirme si
está dentro de un margen aceptable de seguridad. Una buena toma de
tierra evita que se genere un gran campo eléctrico ambiental. Así mismo
comprobar la correcta conexión de las lámparas al enchufe (fase con fase
y neutro con neutro), para evitar campos electromagnéticos
innecesarios.
Comprobar qué hay al otro lado de la pared de la cama
(el vecino, otra habitación o la calle), porque puede haber equipos
electrónicos o eléctricos que emitan CEM y que atraviesan la pared. Es
muy importante comprobar que no haya un frigorífico porque su compresor
eléctrico genera un gran campo magnético 24 horas al día. Si la pared da
a la calle observar si hay antenas de telefonía móvil y otras fuentes
de radiación. De nuevo resulta muy útil hacer una medición de los
niveles de campos electromagnéticos en la vivienda. Valorar en cada
caso la necesidad de apantallar esa pared de fuentes externas. Si
sospechamos de fuentes de CEM procedentes del vecino contiguo, es muy
positivo separar la cama de la pared 1 metro durante las noches.
Evitar el uso de mantas eléctricas y todo tipo de calefactores eléctricos para las camas, al menos cuando estemos acostados, porque generan fuertes campos eléctricos y magnéticos.
Sustituir la red WiFi inalámbrica por cable o adaptadores PLCs.
Hoy en día todas las operadoras instalan por defecto un router WiFi
para la conexión a Internet. Si no vamos a utilizar la conexión
inalámbrica del router deberemos reconfigurarlo para desactivarla, que
por defecto está activada y emitiendo a la máxima potencia. Si por el
contrario no queremos prescindir de la conexión inalámbrica WiFi, al menos apagaremos el router WiFi durante las noches.
Algunos router disponen de un interruptor de desconexión de la
comunicación inalámbrica, permitiendo desconectarla cuando no se
utilice. Como norma general, no instalaremos nunca los routers
inalámbricos ni los puntos de acceso WiFi en los dormitorios.
En el caso de ordenadores portátiles
no trabajaremos con ellos encima de nuestras piernas. Esta es una
práctica muy utilizada y es aconsejable separarlo al menos 30 cm de
nuestro cuerpo. Sobre todo las mujeres embarazadas deberían mantener separado el portátil del abdomen.
Evitar el uso de teléfonos inalámbricos domésticos:
La base de carga de la mayoría de los teléfonos DECT emite radiaciones
constantemente (día y noche) superando casi siempre la potencia de
cualquier otra fuente de radiación externa, incluso cuando el teléfono
está en reposo. Sustituir los teléfonos inalámbricos DECT por teléfonos Eco-DECT o por teléfonos con cable. También, y como norma general, no instalar nunca los teléfonos inalámbricos en los dormitorios ni en paredes contiguas a los mismos.
No utilizar monitores inalámbricos vigila bebés.
Estos sistemas de vigilancia inalámbricos trabajan igual que los
teléfonos inalámbricos DECT y están diseñados para instalarlos a medio
metro o menos de la cabeza de nuestros bebés con una gran potencia de
emisión. Si ya se está utilizando algún modelo, confirmar que al menos
es de los que se activan por sonido y sólo irradian cuando detectan
algún ruido y no de los que lo hacen continuamente.
No utilizar el teléfono móvil en casa:
la mejor opción es tener el móvil siempre apagado y tan solo utilizarlo
en casos de emergencia. Una buena praxis consiste en activar el desvío
de llamadas del teléfono móvil al fijo de casa, así, cuando llegamos a
ella podemos apagar el móvil y olvidarnos de él y seguimos estando
localizados. Recomendamos instalar terminales telefónicos con cable,
según lo indicado antes.
En la cocina
nos separaremos un mínimo de 0,5 metros de los electrodomésticos en
funcionamiento como licuadoras, batidoras, tostadoras, vitrocerámicas,
etc. y un mínimo de 1 metro de lavavajillas, lavadoras y hornos
microondas. Utilizaremos cocinas a gas o vitrocerámicas y evitaremos las
placas de inducción por el gran campo magnético que generan.
Hornos microondas:
este tipo de hornos generan radiaciones de microondas que excitan las
moléculas de agua de los alimentos calentándolos. A pesar de que tienen
una puerta blindada para evitar que salgan radiaciones al exterior, lo
cierto es que todos tienen fugas porque es imposible retener semejante
magnitud de radiaciones y los niveles de emisión a menos de 1 metro de distancia son muy elevados. Lo ideal es utilizar métodos convencionales para calentar la comida.
Limitar o evitar los juguetes
que utilizan radiofrecuencias, como las conocidas videoconsolas que
utilizan mandos inalámbricos con Bluetooth, WiFi e infrarrojos, los
coches y aviones teledirigidos por radio control que funcionan a
frecuencias de decenas de megahertzios, walkie-talkies, etc.
Sustituir las televisiones y pantallas
de ordenador antiguas de tubo CRT que consumen más electricidad y
emiten más radiaciones (su transformador de líneas multiplica el voltaje
interno hasta 45.000 voltios para excitar los electrones del tubo), por
las actuales pantallas planas LCD o LED porque no emiten radiaciones
que nos puedan afectar y que además, como tienen ausencia total de
parpadeos (oscilaciones), mejoran nuestra salud visual. Si no es posible
la sustitución, mantendremos al menos una distancia de 3 metros de
estos aparatos.
Evitar el uso de materiales sintéticos y plásticos
(moquetas, alfombras, tarimas, prendas de vestir, muebles con
materiales plásticos y laminados, sobre todo encimeras de cocina, etc.),
para disminuir la electricidad estática ambiental. Conviene
sustituirlos por ropa, calzado y muebles de fibras naturales. Para
reducir la electricidad estática podemos ayudarnos de un humidificador
que aumente la humedad ambiental al 40% o más para que el aire se
comporte como un conductor natural y elimine la carga estática ambiental
a través de las superficies metálicas como radiadores, cableado
eléctrico, ventanas, etc.
Si es posible, utilizaremos camas sin partes metálicas y mesas de estudio/trabajo que no sean metálicas y sin bordes metálicos. Los materiales de hierro que forman la estructura de la cama, como el cabecero, piecero, canapé, somier, el colchón de muelles y las mesas de estudio y trabajo con partes metálicas
además de comportarse como conductores eléctricos, pueden absorber y
reconducir las radiaciones electromagnéticas ambientales, del cableado y
dispositivos eléctricos próximos, actuando como antenas, distorsionando
los campos magnéticos naturales y proliferando campos magnéticos constantes y eléctricos estáticos.
En general, y por el mismo motivo, evitaremos cualquier elemento
metálico (lámparas, estanterías, equipos electrónicos, etc.) próximo a
las camas y mesas.
Ventilar la casa a diario: Las casas
“respiran” a través de las puertas y ventanas. Para mejorar la calidad
del aire del hogar ventilaremos todas las habitaciones al menos media
hora al día para eliminar el exceso de iones positivos del ambiente.
Investigaciones en todo el mundo han demostrado que el enriquecimiento
del aire con iones negativos ayuda a respirar mejor, disminuye los
dolores musculares y articulatorios y transmite una sensación de
bienestar, especialmente a las personas con dolencias pulmonares y
alérgicas al polen. En cambio, las concentraciones de iones positivos en
el aire nos hacen sentir fatiga, cansancio, mareo y puede provocar
dificultades al respirar. Los ionizadores pueden aportarnos una buena
cantidad de iones negativos que nos facilitarán un relax físico y
mental.