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sábado, 4 de junio de 2016

El rol del estudiante en la postmodernidad


La educación universitaria, es un proceso que ha ido evolucionando y creciendo al compás de la sociedad, pero actualmente ¿Puede la educación, lidiar con tantas y diversas características de pensamiento? Lampert (2001) señala: “... la universidad, dentro de la nueva visión del mundo, necesita estar abierta a las innovaciones y contradicciones que la tríada ciencia/tecnología/industria desarrolla...”.   De esta forma, Los años han transcurrido y al igual que en la época Moderna el nivel universitario sigue atado a patrones y estructuras  antiguas, poco adaptadas  al entorno y las necesidades del estudiante actual. Pues este aún va a una edificación estructurada por salones, se rige por un currículo diseñado por el Estado, adquiere conocimientos, recibe notas, aprueba y luego de haber pasado por diferentes semestres, años o períodos, es cuando se  enfrenta al entorno para el cual se preparó. De allí la necesidad de una institución que favorezca a las nuevas culturas  para crear una sociedad más plural.

 Es por esto, que el estudiante universitario actual debe autoresponsabilizarse de su propio crecimiento en todos los ámbitos: cultural, intelectual, moral, social, profesional, entre otros. Ser el protagonista de las clases, de su título como profesional y de su actuación en la sociedad. Pues vive en un mundo de constante desarrollo, de total movilidad, donde la información llega al instante y es diversa gracias a las tecnológicas de información y comunicación. Donde la subjetividad es tomada como una verdad y el conocimiento absoluto solo es visto como  el escollo que ha frenado los descubrimientos e imposibilitado la capacidad de pensamiento más allá de lo existente.

En efecto, el estudiante universitario debe crear su propio centro de atención en el aula, en la institución,  expresarse, ser crítico frente a los temas del pensum académico, crear un entorno de interacción social con aquellos que comparten iguales intereses a los suyos, ser un ente activo, con conocimientos y capacidades, con propósitos y metas de superación, no solo individuales sino colectivas, con objetivos que beneficien no solo su integridad, sino su comunidad, la sociedad a la cual pertenece. Pues así, como lo indica la profesora de Educación y Neuropsicóloga, autora de numerosos libros y publicaciones y directora de IDEA (Instituto de Enseñanza y Aprendizaje): "Se necesitan debates, diálogos, interacción entre los alumnos, como alguna vez fueron las clases de Sócrates. Lo bueno es que el estudiante caiga en la cuenta de su propia ignorancia y se esfuerce para superarla. De nada sirve hacer cálculos de memoria y repetir textos que jamás podrán ser aplicados a la vida cotidiana".

En conclusión, la época actual, lo postmoderno,  los avances y el desarrollo desmesurado de las civilizaciones, del mundo, de las tecnologías, deben tomarse como aquello que motive y lleve a la educación: instituciones, escuelas, liceos, universidades, a su máximo esplendor y estas a  formar seres humanos, estudiantes universitarios capaces, innovadores, sociales, comprometidos, responsables de sus acciones y con potencialidades no solo intelectuales sino integrales, las cuales ponga en práctica en todos los  ámbitos de su vida, en cualquier entorno al que se exponga, buscando siempre su autosuperación. Pues es eso lo que creará su perfil como persona y su reflejo ante la sociedad.  Una cita de Paulo Freire en su libro pedagogía del Oprimido es: “La concepción problematizadora y la superación de la contradicción educador – educando: nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo”.

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